Doctrina de la gran Cadena del Ser

Lamarck adhería a una de las teorías en boga en el siglo XVIII: la de la Gran Cadena del Ser. De acuerdo a ésta, la naturaleza era una serie escalonada de tipos naturales que podía ordenarse del más simple y pequeño al más grande y complejo. Lamarck asumía que esta escalera estaba en movimiento. Desde la creación, todos los seres vivos libraban una lucha por una mayor complejidad. En esta carrera, los escalones inferiores se liberaban por lo cual, se infería un interminable proceso de generación espontánea. La matería inanimada debía pues convertirse en seres simples que subían el primer escalón y llenaban el espacio vacío para luego subir de nivel. Por lo tanto, existían dos fuerzas naturales que dirigían este avance progresivo y sorprendente.La primera de ellas, era un impulso hacia una complejidad mayor hacía la cual la materia se hallaba naturalmente orientada y la segunda de ellas, la fuerza modeladora del medio ambiente. De acuerdo a este segundo principio, los hábitos naturales de cada criatura viviendte, debían conducir por fuerza a una modificación de la estructura anatómica, de manera tal que la característica adquirida por uno de los individuos sería transmitida a la generación siguiente. Por ejemplo, un animal de hábitos nocturnos, a través de su esfuerzo, se adaptaría a una mejor visión con poca luz, característica que transmitiría a sus descendientes.