Tal vez pueda ser considerado el mayor genio científico de la antigüedad, Plutarco, en efecto, le atribuía una "inteligencia sobrehumana". Se destacó en varias áreas del saber. Frente a los matemáticos de Alejandría, Arquímedes presentó una significativa novedad para la época: no despreciaba la aplicación práctica, lo cual supone una enorme libertad de su parte respecto al dogmatismo platónico dominante en su tiempo.
En sus inicios, utiliza un método semejante al que utilizara Euclides, pero introduce analogías mecánicas y experimentos mentales para progresar en la investigación geométrica.
La anécdota más divulgada de la vida de Arquímedes, la relata Vitruvio y se refiere al método que utilizó para comprobar si existió fraude en la confección de una corona de oro encargada por Hierón II, tirano de Siracusa y su protector. Hallándose en un establecimiento de baños, advirtió que el agua desbordaba de la bañera a medida que se iba introduciendo en ella; esta observación le inspiró la idea que le permitió resolver la cuestión que le planteó el tirano. Se cuenta que, impulsado por la alegría, corrió desnudo por las calles de Siracusa hacia su casa gritando «Eureka! Eureka!», es decir, «¡Lo he hallado! ¡Lo he hallado!».
La idea de Arquímedes está reflejada en una de las proposiciones iniciales de su obra "Sobre los cuerpos flotantes", pionera de la hidrostática y corresponde al famoso principio que lleva su nombre (todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado) y por medio del cual es posible calcular la ley de una aleación, lo que le permitió descubrir que el orfebre había cometido fraude.
Un punto de apoyo y moveré la tierra
Según otra anécdota famosa, recogida por Plutarco, entre otros, Arquímedes aseguró al tirano que, si le daban un punto de apoyo, conseguiría mover la Tierra; se cree que, exhortado por el rey a que pusiera en práctica su aseveración, logró sin esfuerzo aparente, mediante un complicado sistema de poleas, poner en movimiento un navío de tres mástiles con su carga.
El esfuerzo de Arquímedes por convertir la estática en un cuerpo doctrinal riguroso es comparable al realizado por Euclides con el mismo propósito respecto a la geometría; esfuerzo que se refleja de modo especial en dos de sus libros: en los "Equilibrios planos" fundamentó la ley de la palanca, deduciéndola a partir de un número reducido de postulados, y determinó el centro de gravedad de paralelogramos, triángulos, trapecios, y el de un segmento de parábola. En la obra "Sobre la esfera y el cilindro" utilizó el método denominado de exhaustión, precedente del cálculo integral, para determinar la superficie de una esfera y para establecer la relación entre una esfera y el cilindro circunscrito en ella. Este último resultado pasó por ser su teorema favorito, que por expreso deseo suyo se grabó sobre su tumba.