Se ocupó de distinguir los ámbitos de la fe y la razón, dedicándose a estudios experimentales y fue un gran investigador, especialmente en el campo de la química. Posiblemente su obras más completa y conocida es "De Alchimia", en la que dejó constancia de los descubrimientos que había realizado, incluyendo además una serie de consejos para las prácticas alquímicas. Estos consejos, refieren a un método de trabajo profesional:
"El alquimista debe ser discreto y silencioso; no revelando a nadie el resultado de sus operaciones" (...) "Establecerá meticulosamente la duración y el horario de su trabajo"; "Deberá ser paciente, asiduo y perseverante" (...) "De acuerdo con las normas del arte, hará la trituración, sublimación, fijación, calcinación, solución, destilación y coagulación" (...) "Utilizará sólo recipientes de vidrio o vasijas barnizadas, para evitar el ataque de los ácidos"